Identificado nueva cepa vírica: Sindicocilum

Identificado nueva cepa vírica: Sindicocilum

Un equipo de investigación dirigido por el Doctor en Microbiología e Ignobeliología, Profesor Vac Terium, de la Universidad Unificada Chernobil II, en Ucrania, acaba de anunciar que han identificado lo que a todas luces podría tratarse de una nueva forma de vida microbiana a la que, dados los efectos que produce en sus portadores, han llamado Sindicocilum.

La investigación se ha llevado a cabo en una muestra de 100.000 “voluntarios” del gulag “Siberia Eterna”, y se ha basado en el estudio de la composición sanguínea y la médula espinal de los participantes. Concretamente se han analizado 7,8 litros de sangre por persona, personas que han sido debidamente recicladas en compuestos para alimentación animal.

Provisionalmente se ha calificado de virus, aunque según el estudio el “animalillo” está presente en mayor o menor cantidad en todos los seres humanos. Todavía no se conoce su origen pero se estima que los primeros casos podrían haberse dado a principios del siglo XIX, durante la revolución industrial.

Entre los efectos físicos y mentales que causa se encuentran el rechazo a las injusticias, un cierto sentido de pertenencia a la clase trabajadora (muy variable), el apoyo mutuo entre infectados y las nauseas ante los discursos vacíos y las promesas empresariales.

Según el Profesor Vac Terio existen diversas sub-cepas, identificadas, curiosamente, con el color externo del virus:

  • Roja: suelen reunirse en grupo, conquistan el cerebro del huesped, montan un politburó y se dirigen a la conquista de otros huéspedes.

  • Negra: se reunen en varios grupos, se pelean entre ellos, pero se unen para pelearse con otros grupos de distintos colores. El huesped se suele mostrar confuso y belicoso a partes iguales.

  • Amarillas: provocan que el huesped realice genuflexiones ante la presencia de un empresario.

Según se ha detectado el excesivo consumo de crustáceos y productos del mar (a las mariscadas) es extremadamente dañino para estos «animalillos», llegando en algunos casos a desaparecer por completo del huesped o mutando en una nueva especie, todavía en estudio, a la que han bautizado con el nombre de “Bicus Firmáconus”, ya que suele convertir la sangre en tinta para permitir a su portador la firma de EREs, despidos y reformas laborales.